26 julio 2012

Capitulo 35 "Como si fuera la primera vez"


Sentía como las gotas de sudor me corrían por las cejas. Mordía la punta del lápiz. Movía una rodilla.
Sólo me faltaba completar un ejercicio del recuperatorio de matemáticas. Podía entregarlo incompleto, pero necesitaba un 10. Debía ser perfecto.
Miré a mi alrededor. La mayoría tenía cara de desesperación. Gabriel parecía escribir y borrar, negando con la cabeza. Ivan, Pete y Richard estaban igual que yo. Oh Richard...que lindo te ves nervioso....¡Mercy concentrate!. Las chicas, incluida Marcia, simplemente miraban la hoja  con resignación. El único que parecía seguro era Lennon. O estaba haciendo la prueba muy bien, o estaba dibujando cualquier tontería.
-¡Profesor! –se levantó y se acercó al viejo –Ya terminé.
El profesor lo miró asombrado, y John se giró, mirándonos a todos con una espectacular troll face, y así salió del salón. Ay...¡cómo lo odio! Si no fuera porque nos sentaron en bancos separados, le habría pedido ayuda. Tendré que pedirle al que tengo mas cerca, al que se ve tan lindo nervioso. Para eso, puse en marcha un plan.
-¡Rich! –chisté -¡Ey!
-Wells ¿Qué sucede?
-Eh...nada señor profesor.
-¿Nada?
-Iba a pedirle prestada la goma de borrar a Richard.
Richard se dio vuelta y me miró.
-Pídasela –ordenó el viejo.
-Emmm...Richard...¿podrías prestarme tu goma?
-Wells, diríjase a su compañero como corresponde.
Resoplé, pero disimuladamente.
-Está bien.....Starkey, ¿podría prestarme su goma de borra, por favor?
-Aquí tiene, Wells –dijo parándose y dejándola sobre mi banco. Me guiñó un ojo. Perfecto, creo que entendió mi plan.
Odiaba profundamente a los profesores que hacían que nos tratáramos “de usted”.
El viejo se alejó y escribí en la goma: “Pasame la 5”.  Sin que el viejo se diera cuenta, se la devolví. La respuesta fue un largo ejercicio que rodeaba a la goma, que para colmo, era bastante pequeña. Deducí los jeroglíficos y los copié. Se la devolví, no sin antes cuidar de que el viejo no me estuviera viendo. Antes había borrado todo el ejercicio con un dedo y había escrito un ”Gracias” seguido de un corazón. Si, soy muy lanzada.
Pero la goma regresó, ésta vez, con un: “La 3!” Miré mi ejercicio número 3, estaba segura de que estaba bien, así que lo copié.
Estaba por devolvérsela cuando....
-Wells ¿qué hace?
-Iba a devolverle la goma a Starkey....-temblé, porque el viejo podría ver lo que estaba escrito en la goma, y eso nos llevaría, a Starkey y a mí, derecho a Dirección.
-Devuélvasela –me paré y me acerqué, el viejo me siguió con la mirada. Rich abrió su mano, dejé su goma allí , y la cerró herméticamente, sin dejar que se vea ni una línea de las allí escritas. De paso, vi que llevaba puesto el anillo que le regalé.
-Gracias Starkey –me senté de vuelta en mi banco y completé lo que faltaba.



-Morochaaaaaaa!!!!!!!! ¡Gracias, me salvaste la vida! –gritó Richard saliendo del aula. Yo había salido apenas unos 5 minutos antes.
-¡Y vos me la salvaste a mi!
-Ay, ellos se salvan la vida –dijo Lennon con voz afeminada. Lo miré con cara de homicida y dejó su vocecita –Jódanse por burros, yo no necesité la ayuda de nadie.
-La verdad es que no puedo creerlo, ¿cómo hiciste?
-Estás hablando con la inteligencia hecha hombre guapo, nena.
Richard y yo nos miramos. Al parecer, ésta vez John demostraba que estudiando podía jacer pruebas, y seguramente, sacar buenas notas. Pero....
-¡Este es el curso mas tonto que vi en  vida! –exclamó de repente -¿No se dieron cuenta que los ejercicios de la prueba eran los mismos que dio en clase?
-¿QUÉ? –gritamos, y se nos unieron Pete e Ivan.
-¡Si, TARADOS! –John comenzó a reír como loco, y nosotros sólo nos mirábamos, desconcertados. -¡Miren esto! –de su bolsillo sacó una lista con todos los ejercicios de clase.
-De todos estos, 19 son iguales a los de la prueba....-dijo Pete leyendo.
-Si! Y el número 20 es igual  a uno de los que nos dio Cris para practicar, sólo que se diferenciaba en un número: en vez de este 2, había un 3.....
-Pero John...¿cómo te diste cuenta que en la prueba iban a estar los mismos ejercicios? –dije terminando de leer la lista, larga como un papel higiénico.
-¡Porque el profesor es demasiado perezoso como para inventar nuevas cosas sólo para un recuperatorio! Usen un poquito de lógica
-Wow...de veras es inteligente –musitó Richard -¿Y qué hay del de Cris?
-Ese me lo acordaba. Dio la casualidad de que era igual, sólo que con esa pequeña diferencia. Digamos que ese fue el único que resolví.
-Pará, John. –Ivan aún no se la creía –Si vos no hacés nada en clase, ¿de dónde sacaste los ejercicios completos para copiarte?
John esbozó una malévola sonrisa.
-¿Les suena si les digo: recreo, todos afuera, carpeta de Gabriel sola en la mesa...?
-¡Te  los copiaste de él! –grité.
-¡Uy qué inteligente que estás hermana! ¿Cómo lo deduciste? –se burló – Claro que me los copié de él, ¿de quién sino?
-Sos un gran estratega.
-Napoléon es un poroto al lado mío. –se acomodó las solapas del blazer –Ahora, si me permiten, debo hablar con unas damas –nos dejó y caminó tras Ursula e Isabella, que recién salían al recreo.


Estábamos en hora de geografía, calcando unos mapas de Asia, cuando entró la regente. De inmediato nos pusimos de pie para saludarla. Alcanzé a ver como estiraba su cuello arrugado para encontrarme. Y lo hizo, obviamente, buscándome entre los varones.
-Pueden sentarse –dijo con una sonrisa, pero sin dejar de mirarme. Vieja loca.
Nos sentamos en silencio, peguntándonos qué hacía esta mujer en nuestro salón.
-Alumnos, sólo vine  a informarles que mañana concurran todos, y que además vengan con el uniforme en condiciones y bien peinados. Les tomarán las fotos para el anuario.

Oh no. Si ya iban a sacarnos las fotos para el anuario, eso significaba que el fin de curso estaba cerca....Le quedaban pocos meses al año, por lo tanto me quedaban pocos meses de escuela...no quería irme, tenía la sensación de que extrañaría muchísimo. Esa sensación se borró cuando recordé algo: Si la escuela terminaba este año....¡el año que viene tenía que ir a la universidad!



Definitivamente, darme cuenta de que en poco tiempo tenía que ir a la universidad, me había arruinado el día. No era tanto el hecho de tener que ir a la universidad, sino el no saber qué estudiar. Si pensaba en las materias de la escuela, las únicas que me gustaban eran historia, geografía, y literatura, aunque los profesores fueran insufribles. Pero si estudiaba eso, no sé si podría, luego, verme como profesora. Quizás me volviera avinagrada como ellos....
Lo que en realidad me gustaba era la música, pero si les decía a mis padres que estudiaría eso, me matarían: sólo era un pasatiempo, no algo para el futuro. En palabras de ellos: “me moriría de hambre”.
-Wells, ¿podés poner atención? –la voz chillona de Marcia me sacó de mis pensamientos. Y es que estaba analizando todo eso en plena clase de educación física.
-Perdón Marcia,.estaba pensado en cualquier cosa.
-Bueno, ponete ahí, frente a mí. La profesora dijo que practiquemos juntas.
Lo que me faltaba, tener que practicar pases de voley con la rubia esta. Tenía que reconocer que jugaba bien, pero yo le arruinaba todo con mi ineptitud. Aunque, pese a estar con ella, me esforzaba en que me saliera lo mejor posible.
Marcia hizo rebotar la pelota contra el piso, enojada, y allí la dejó, rodando, mientras ella se iba a sentarse en un rincón.
-Cleave, ¿por qué no juega mas? –preguntó, severa, la profesora.
-Con Wells no se puede hacer nada.
La miré con odio, podría haberla traspasado con mi mirada de no ser porque la profesora se puso en medio.
-¿Que pasa Wells?
-Nada, profesora. Sólo que no me salen las cosas.
-Tampoco pone atención ni se esfuerza –Marcia se metió.
-Estoy hablando con la profesora –dije mirándola con furia, pero tratando de parecer calmada.
-Ok, siéntense las dos –dijo la profesora, con pocas ganas.



El resto de la hora pasó lento, hasta que por fin salí de ahí, abrazada a Violeta. Lo único que me gustaba de los martes era que tenía clases de guitarra. Aunque el profesor dejara mucho que desear....
-¿Cuando se te va a curar lo bestia?
-¡Harrison! Si no me sale no es mi culpa
-¿Ah no? ¿Y entonces de quién? ¿De Winston Churchill?
-No te burles. Practiqué mucho, me salía bien, pero hoy no sé que me pasa. –resoplé. Lo que me pasaba era que todavía tenía dentro de mí esa fea sensación de “El año que viene, a la uni”.
-¿Problemas de amor?
-¿Qué decís? Nada que ver....
-¿Te sigue gustando el pibe ese....Richard?
-No te importa.
-¡Si, te sigue gustando! –largó una carcajada, pero yo permanecí inmutable.
-Ya que sacaste el tema amoroso, ¿qué tal vos?
-Mejor cambiemos de tema.
Iba a reírme, pero si hubieran visto su cara, no lo hubieran hecho.
-Y acá.....¿cómo están las cosas? –pregunté con suavidad, hacía apenas 5 días que Paloma se había ido, SIN casarse.
-Están un poco locos –rió un poco –Lo bueno es que en vacaciones podré ir de viaje a Estados Unidos, jeje.
-Vacaciones....-repetí.
-¡Si, al fin falta poquito para que terminen las clases! –exclamó estirando sus brazos hacia arriba –Ey, Mercy, ¿no te pone contenta? ¡Vos ya vas a terminar la escuela!
-Justamente por eso.....Tengo que seguir estudiando algo, y no se qué.
-Podrías sólo trabajar...
-Mis padres quieren que estudie, y tienen razón, sino me pasaré toda la vida en la cafetería de Cris....
-¿Y qué? A ella le va bien....
-Si, en eso tenés razón, pero...no sé.
-Por lo menos tenés la universidad acá, no tenés que viajar a otra ciudad.
-Si, pero no me animo.
-¿Eh? ¿A qué no te animás?
-Es que....tendría que ir para averigüar qué carreras dan ahí, cómo se hace para que me inscriban, y esas cosas. Pero no me animo a ir. Me da miedo.
-¡Mercy, nadie te va a comer!
-¡Lo sé, pero me da miedo! Sólo le he pasado enfrente, y entrar por primera vez, aunque sea sólo a preguntar, me atemoriza.
George se me quedó viendo, aunque supe que no me miraba. Estaba pensando. De pronto, se puso de pie y buscó una chaqueta.
-Como los dos estamos distraídos, ésta clase se  terminó. Así que ahora mismo vamos a la universidad.
-¿QUÉ?
-Si, vamos, te acompaño. Si lo seguís pensando no irás mas.
Prácticamente me empujó a la calle. Tenía mucha vergüenza, yo, que a veces me jactaba de ser mas grande, tenía que ir acompañada por el pequeño y valiente Harrison.

Aunque quedaba lejos, fuimos caminando, aprovechando el sol de la tarde. Llegamos, un montón de gente entraba y salía con libros en la mano, algunos leían sentados en las escaleras de la entrada, otros charlaban sobre temas inentendibles......Me sentía completamente ajena a eso, jamás encajaría allí.
Subimos las escaleras, y un hombre, parado en la puerta, nos miró con una sonrisa comprensiva: había visto que llevábamos puestos los uniformes de nuestros respectivos colegios, y se dio cuenta que no éramos de allí.
-¿Buscaban algo, chicos? –preguntó con amabilidad
Lo miré, y miré a George, que me hizo un gesto con sus cejas.  Miré de vuelta al hombre.
-Yo....ehhh....quería saber......qué carreras se estudian....acá. Si, acá.
El hombre sonrió de vuelta.
-Entren al hall, y sigan el pasillo de la izquierda. Se encontrarán con un cartel que dice: “Informes”. Entren allí, y vayan a la ventanilla de “Alumnos”.
-Pero...pero, nosotros no somos alumnos...
-Lo sé –sonrió otra vez –Deben preguntar ahí.
Caminé apresurada, estaba tan nerviosa que olvidé agradecerle al hombre, por suerte George se encargó de eso, y me siguió.
-Wow, qué chicas lindas que hay....me dieron ganas de estudiar
-¡George!
-Adiós nena –saludó a una chica rubia -¡Me saludó!
-Todos se dan cuenta de que sos chiquito, les das ternura.
-¡Ya tengo 14!
-¡Pero estas chicas deben tener como 20!
-Mejor....
-Acá es –señalé el cartel –Informes.
Entramos, había tres ventanillas: “Alumnos”, “Ex-alumnos”, “Títulos y Certificados”. Nos dirigimos a “Alumnos”, donde atendía una mujer joven.
-¿Si? –peguntó.
Sentía que tenía todos los nervios en mis cuerdas vocales, por lo tanto no me salía una palabra.
-Ehh....ehh....-¡ay qué tonta soy! –Yo...quería saber qué carreras dan en esta universidad.
-Esperame un segundo –la mujer se fue y miré atrás: George se paseaba, con las manos en los bolsillos,  silbando bajito y leyendo carteles. Sonreí, por culpa de ese flacucho estaba allí, y tan mal no me estaba yendo.
Esperé unos minutos, hasta que la mujer volvió, con las manos llenas de papeles.
-La inscripción comienza en un mes. En este papel tenés todos los requisitos y las cosas que debés traer –me dio un papel blanco, lleno de ítems –Este folleto tiene todas las carreras que se pueden estudiar. Este otro es parecido, pero es mas detallado. Y este otro tiene información con respecto a la universidad –me entregó los folletos, llenos de colores y fotos que ponen para convencerte: estudiantes compenetrados en sus lecturas, o sentados bajo árboles, rodeados de hojas otoñales, debatiendo, sonriendo el equipo de fútbol, o con personalidades destacadas, y al último uno con cara de felicidad con un título en la mano. Perfecto, si nos guiamos por los folletos, la vida aquí será color de rosa. Lástima que no les crea.
-Muchas gracias –sonreí y salí de allí, seguida por George.
-¿Y? ¿Te vas a anotar?
Me giré y le di un gran abrazo.
-¿A qué viene este amor repentino? –peguntó medio ahogado por mi abrazo.
-Gracias Georgie, si no hubiera sido por vos no hubiera venido nunca –lo solté y él sonrió, mostrando todos sus dientes algo torcidos, como los míos.
-De nada bes...digo, Mercy.
-Te invito a comer algo
-SIII!!!! ¡¡¡COMIDA!!!
-George, ¿vos comés todos los días? Porque no parece.....



Llegamos a la cafetería y nos acomodamos en la barra.
-¡Ey! ¿Qué hacen por acá? –preguntó Cris
-Venimos de la universidad –informé
-¿Ya te anotaste? ¿En qué carrera?
-Aún no sé.....Ah, Cris, gracias por tu ayuda, creo que me fue bien en la prueba.
-De nada. ¿Cómo le fue a John?
-¿Por qué tanto interés en él? ¿Te sigue gustando? –pegunté ente risas, que se acabaron cuando ella me revoleó a la cara un trapo mojado -¡Auch! ¡Mi cara!
-Aprendé a cerrar la boca, entonces.
-Está bien....A John le fue bien porque se copió todo.
-¡Cris, quiero comer!
-¡Bueno chiquito, ya va! ¿Vas a pagar?
-Lo invito yo.
-¿Qué vas a comer?
George, aprovechando que la que pagaba era yo, comenzó a pedir, pedir, y pedir....
-¡Ya basta Harrison! No soy dueña de una mina de oro....
-Está bien....Creo que con todo lo que pedí será suficiente.
-Cris –dije cuando le servía a George -¿Qué vas a hacer ahora que Paloma se fue?
-Voy a contratar a Ursula para que haga tu trabajo. Y a vos te voy a ascender.
-¡Gracias! Ay, me siento importante, ¡tengo un ascenso! ¿Te puedo abrazar?
-No.
-¿A que si fuera el dueño del cine lo dejarías? Porque el otro día vino, y no es la primera vez y....-no pude decir mas nada, porque otra vez el trapo aterrizó en mi cara.


 Ya se estaba haciendo de noche, y aún así, estaba muy agradable para estar afuera. Dejé la puerta de mi casa abierta y me senté en el umbral, a leer los folletos. Pero, como siempre me pasaba, para cada cosa que hiciera necesitaba música. Y si de universidad se trataba, había que ser un poco mas culto.
Revisé en el mueble donde estaban los discos, pero ninguno me convencía. Necesitaba música clásica.
-¡Mamaaaaaaaaá! ¿Dónde está el disco de “El Manubrio Azul”?
-No seas bestia –dijo mi madre asomándose. Parece que ese se estaba convirtiendo en mi apodo habitual –Es “El Danubio Azul”.
-Como sea...lo importante es que sea azul -¿y eso qué tenía que ver?
-Está en mi habitación.


Cinco minutos después, leía los folletos al compás del Manubrio, o Danubio, o lo que sea, Azul. De todas las cosas que se podían estudiar, me gustaba historia. Me había gustado siempre, tenía facilidad. Auque tampoco estaba tan segura....
-¡Hola! –miré sobresaltada hacia la vereda, y vi a alguien con una cámara fotográfica tapándole el rostro, y sacándome una foto -¡Charán! –la persona en cuestión era Abby.
-¿Que hacés acá, loquilla?
-Esta foto será épica, si vieras la cara que pusiste –dijo acercándose e ignorando mi pregunta -¡Me compraron la cámara!
-Ya veo....
Se sentó junto a mi, y me sacó otra foto.
-Al fin se decidieron  a comprártela
-¡Si! ¿Qué hacías?
-Leo estas cosas de la universidad...no sé qué estudiar.
-Yo ya lo sé. Seré fotógrafa. Trabajaré en los diarios y también sacaré fotos artísticas, como ésta –otra vez me sacó otra foto –La titularé “Una chica leyendo”.
-Te ves contenta –dije con desgano, ya que tenía algo de sueño y hambre, el día había sido muy largo.
-¡Ayyy siii!
-Mmm....te ves demasiado contenta. ¿Sólo es por la cámara? –la miré y levanté una ceja. Ella se sonrojó.
-Eh...si, si, hacía mucho que la quería.
-¿Sólo por eso? Vamos Abby, te conozco.
-Hay otra cosa....-seguía coloradísima, y tenía una gran sonrisa, bastante pícara.
-¡Contame!
-Acá no, nos pueden escuchar.
-¡Vamos a mi habitación!


Abby miraba mi colección de discos, mientras yo esperaba, pacientemente, sentada en mi cama.
-Si no empezás a hablar, me duermo.
-Está bien –se sentó junto a mí –Es....es algo muy privado, así que por favor, no se lo cuentes a nadie.
-Tranquila, seré una tumba.
Tomó aire antes de comenzar  a hablar.
-Ayer....Paul y yo.....bueno, ehh.....ehhh....lo hicimos.
-¿Eh? –dije incrédula
-Que....lo hicimos....
-¿Qué cosa?
-Mercy, ¿es necesario que te lo diga? –dijo mirándome con cara de obviedad.
-Ah....-me quedé pensativa, hasta que reaccioné -¡¿Abby me estás diciendo que hicieron lo que yo pienso?!
-Si, tontuela –dijo entre risitas, un poco avergonzadas.
-Pero....no están casados...
-¿Y con eso?
-Es que...en mis cuatro años de catecismo nos dijeron que no había que....bueno, tampoco nunca fueron muy específicos, ya sabes como son las maestras para estas cosas....¿por qué estoy diciendo esto?
-No sé –Abby continuaba con sus risitas
-Pero...¡Abby sólo tienen 15 años! ¡Es una locura! –de pronto, había reaccionado del todo, y extrañamente me había enojado.
-¿Y qué? –me preguntó en tono desafiante, que confirmé cuando siguió hablando –Sólo te estoy contando, no vine para que me hables como una vieja. ¿O estás envidiosa porque vos ya tenés 17 y aún no has hecho nada?
La miré con algo de bronca, que se me pasó enseguida.
-Tenés razón, no soy quien para decirte qué está bien y qué no. Aparte eso no es malo. Lo que pasa es que me resultó extraño, los veo como dos chicos, y....
-En realidad somos dos chicos. Y perdoname, lo que te dije no lo tomes en cuenta, vos con 17 estás bien...
Nos quedamos en silencio. ¿Qué había pasado? Ella sólo me había contado algo, y de pronto terminamos así, en una extraña situación. Y yo, para cagarla del todo, hablé.
-¿Paul te obligó? –me arrepentí, pensé que se enojaría, pero me sorprendí por su reacción.
-No jajajajajaja Sólo se dio así.
-Entonces....¡Quiero detalles!
-¿Qué? –se horrorizó -¿¿¿Cómo te voy a dar detalles???
-Es que no tengo idea....-era verdad, los libros de anatomía eran de ayuda, pero no completaban mi curiosidad. –Aunque sea algo, no sé, si es lindo.
-Claro que lo es. Muy lindo. Y te voy a contar algo....

“Abby estaba recostada al lado de Paul, que le acariciaba el cabello. Aquello había sido algo sorpresivo. Si bien muchas veces se le había cruzado por la cabeza, jamás hubiera pensado que ese día, que sólo había ido a visitarlo a su casa, se entregaría a él.
-Hola amor –Paul le dio un beso –Pensé que estabas dormida...
-No, estaba pensando....
-¿Qué pasa? ¿Te arrepentís?
-No, no. Sólo que nunca me había imaginado que fuera así...y que fuera hoy.
-Las mejores cosas salen sin ser planificadas.
-Uy, ahora sos filósofo jaja.
-Puede ser –Paul rió, pero de inmediato su semblante cambió –Ehh...Abby...¿te gustó?
-Si, si. ¿Por qué estás así?
-Es que.....yo nunca te lo dije, mejor dicho, nadie lo sabe. Muchos piensan que yo soy súper experimentado, y.....no. Yo...este...bueno....hoy también fue mi primera vez.
-¡Paul! –Abby se incorporó -¿Hablás en serio?
-Si...
-¿Por qué nunca me lo dijiste?
-Porque me daba vergüenza, y pensaba que capaz que...no sé, que daría mas miedo. Soy un idiota.
-No, Pauie, no sos idiota, sos hermoso. Y no te tiene que dar vergüenza, ni nada.
-Quería que fuera con alguien que amo, y no con cualquiera, como hacen la mayoría de los chicos. ¿No se notó que no sé nada?
-No, no, Paulie –dijo acariciándole la mejilla. Paul dejó su cara de preocupación y sonrió.
-Te amo, Abby.
-Y yo también, Paul “.


-ABBY ESO ES LO MAS TIERNO QUE OÍ EN TODA MI FUCKING VIDA! –grité, y me tiré de espaldas en la cama. Abby estaba roja como un tomate.
-Ay...me da vergüenza....
-¡Vergüenza es robar y no llevar nada a casa!
Abby rió por mi comentario, y se volteó a verme.
-Creo que nunca estuve ni estaré tan enamorada como lo estoy hoy
-Ahh....-suspiré, calmada, mientras abrazaba a un almohadón –Que lindo debe ser.....me imagino a Richard....
-¿Qué onda vos con Richard?
-Ninguna onda. Cero onda. Pero ya está, lo mejor será que me olvide de él, creo que no estoy hecha para el amor. Esas cosas quedan para gente especial, como vos. Yo soy una bestia. Ahora tengo que empezar a ocuparme de otras cosas.
Mis otras cosas eran, en esos momentos, decidir qué hacía con mi vida, antes de que comenzaran las inscripciones. Ahora todo estaría regido por esa fecha. Y tenía sólo un mes para decidir algo que afectaría, bien o mal, todo mi futuro. 

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Hooooooooooooooooolaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!! como andan, tanto tiempo!!! Yo re feliz, y ni siquiera sé porqué....ah, si, ahora lo recuerdo: en unos días tengo un cumpleaños de 15 (los odio) pero es de mi primita, y encontré un vestido para ponerme que hará que todos mis parientes, que siempre me ningunearon y me rechazaron, digan: ¿Esa es María? ¡Está hecha un pedazo de mina!. Si, quiero que llegue esa fiesta para taparles la boca! muejejejeje
Bien, después de esto, que no le interesa a nadie, paso a dar algunos mensajes.
Mary: viste que lo hice? Aunque quedó re feeeo. Pero lo hice jeje.
Juli: ya te escribí a tu blog, y ya leí tu respuesta, tengo que decirte que en unos capítulos te encontrarás ;)
Erika Bocardo: tu comentario me emocionó, es increíble que alguien haya leído esto en una sola mañana, y que haya sobrevivido XD Espero no defraudarte.
Cris:  Ma sí   XD XD XD

Bueno muchachas, me despido, adiós! 

12 julio 2012

Capitulo 34 La macho


-¡Mercy que suerte que no te fuiste! –Santas chispas de chocolate! ¡Richard está contento porque no fui y me está abrazando! Oh...aprovecharé el momento muejeje.
-Me alegra que estés contento porque no me fui
-¡Y claro! –se separó un poco –Es re feo perder así a una amiga
Ya tuviste que cagarla, ¿era necesario el “amiga”?
-A vos te voy a matar –miré a mi derecha y me encuentro con Abby, cruzada de brazos, mirándome enojada -¿Te ibas a ir sin decirme nada?
-¿Y vos cómo te enteraste?
-Me dijo él –señaló a Richard.
Me giré a mirarlo, con mirada asesina.
-Buchón.
-Es que me la encontré esta mañana y le conté....-trató de explicar
-Supuestamente me iba a ir sin decirle nada a nadie, pero el aquí presente –señalé a Richard –y Lennon, me frenaron.
-Espero que nuca lo vuelvas a intentar, es una locura, si ellos no te hubieran encontrado quién sabe adónde estarías ahora
-Lejos de tus sermones, seguro.
Abby dejó sus reproches y sonrió.
-Está bien, no te reto mas. Y si te querés ir de tu casa, venite  a la mía. Hay un sofá donde podrías dormir.
-Gracias por el ofrecimiento
-¿Esta tarde vas a ir a la feria? -Dijo cambiando su expresión por una linda carita de expectativa.
-¿Qué feria?
-¿Como que qué feria? ¡La feria! –dijeron ambos al unísono.
-No tengo idea de que cosa hablan
-¡De la feria!
-La que hacen en la plaza –se dignó a explicar Richard –Habrá de todo....
-Pues ni sabía
-Ya nos dimos cuenta. Me imagino que vas  a ir –dijo Abby
-Mmm....está bien, voy a ir a las 3. Y mas vale que no me dejen sola.




Eran las 3 de la tarde y terminaba de prepararme para ir a la famosa feria. Mi padre cortaba el césped y mi madre cosía. Hasta ahora se llevaban bien, aunque claro, sólo había pasado unas 10 horas desde que había vuelto a casa. A saber cuanto les duraría el armisticio.....Bajé y apenas los saludé, mi enojo no se había ido, y hasta que no demostraran que habían cambiado sus actitudes yo no iba a ceder. Mientras tanto los trataría lo mas fría y distante posible. Muchos pensarán, ¿quién se cree que es ésta pendeja para tratar así a sus padres? La respuesta es simple: soy la hija. Y así como los obreros tienen derecho a tomar medidas de protesta, yo también tengo derecho a protestar para tener una familia decente, y no gente que ande a los golpes.
Me dirigí a la plaza, la feria parecía que recién había empezado, aún no había demasiada gente, así que me dediqué a pasear, observando todos los puestos. Además, estaba lindo para caminar. Se notaba que estaba llegando la primavera, de día no hacía tanto frío, y había un sol que, aunque pálido, daba un poco mas de calorcito.
Busqué a Abby, pero no estaba. Seguro que estaba con su McCartney y quién sabe a qué hora se aparecerían. Tampoco veía a ninguna de las chicas, así que me senté en un banco, al sol, con las manos en los bolsillos, a esperar a que viniera alguien.
De pronto vi que en un rincón de la plaza había tumulto, compuesto principalmente por niños. Me paré y caminé hasta allí, quizás estaban regalando algo, era mi oportunidad de agarrar auque sea un caramelo gratis. Siempre hacía eso, ser bajita tenía sus ventajas, todos me daban menos edad y mas si ponía carita de niña dulce.
Pero no, no regalaban nada. El tumulto era debido a que un payaso estaba a punto de comenzar su show. Cuando era niña, los payasos sólo estaban en los circos, pero de mas grande empezaron a salir por todos lados, pero como me sentía “grande”, no me interesaban. Pero cerca de los 17 tiré todo eso de “grande”, y empecé a ir a todos los lugares donde hubiera payasos, me gustaban y punto, que mas da que me digan grandulona.
Me quedé allí, mirando y riéndome, embelezada con la magia que el payaso hacía, aparte de sus payasadas.  Estaba sintiéndome como una nena de 4 o 5 años, con la cara en las manos, apoyada en la cerca de madera que rodeaba el área de juegos infantiles, cuando siento que alguien se queda parado a mi lado. No le presté atención, no quería perderme ni medio segundo del truco que el payaso estaba realizando.
-Te gustan los payasos, ¿no?
Reconocí de inmediato la voz. Si, si, ya saben...era Richard.
Pero como ya dije, no quería perderme ni medio segundo del truco. Por lo tanto ni lo miré.
-Si, me gustan mucho –contesté sonriendo tontamente, sin dejar de mirar al payaso.
-¿Tanto como yo?
Sentí como se me congelaban las venas. Me giré, con la misma sonrisa, y lo miré. No, no iba a contestarle lo que quería contestarle, lo que se me quería escapar de la boca. Le contestaría como lo hacía cuando quería evadir preguntas incómodas: a lo bestia.
-No seas pelotudo.
Largó una risita entre dientes, y escuché como todos aplaudían.
El truco había terminado y yo me lo perdí, no supe qué pasó. ¿O quizás el truco del payaso fue ese? ¿Que Richard me dijera lo que me dijo y que yo respondiera lo que respondí? Seguro que no, pero con los payasos nunca se sabe....


-¡Hola! –dos vocecitas gritaron detrás mío.
Me giré y vi a Ursula y Pete, muy agarraditos de la mano.
-Hola parejita feliz ¿cómo están?
-¡Muy bien!
-¿Vamos a jugar a algo en algún puesto? –propuso Pete.
-Si! –respondimos Richard y yo.
-Esperen, ahí vienen Abby y Paul –Ursula señaló a dos personas, cuyas caras no veíamos porque estaban detrás de dos enormes copos de azúcar que devoraban.
-¡Hola, hola, holita! –saludó Paul
-¿Holita? Que saludo tan gay, Macca -reí
-No empieces Mercy –dijo mirándome mal, a lo que respondí sacandole la lengua, como nos hacíamos sierpe.
-¡Vamos a jugar! –Pete tironeó a Ursula y a Paul
Caminamos por la feria, buscando un juego que nos ofreciera un suculento premio por un mínimo esfuerzo. Obviamente, no había.
Casi todos iban discutiendo qué elegir, menos Abby que seguía entretenida con su copo de azúcar, y yo. Quedamos rezagadas, así que aproveché la oportunidad: hacía días que quería preguntarle algo.
-¿Y?
-¿Eh? ¿Qué pasa?
-¿Y?
-Mercy, siempre que querés hablar decís “¿Y?”. Sé un poquito mas clara.
-Está bien. ¿Qué onda?
Soltó un suspiro exasperado y me miró.
-Ok, ok, seré específica. ¿Qué onda con.....-miré a todos lados y me acerqué a tu oído -....Stu.
Largó una carcajada  que casi me vuela el tímpano, pues todavía estaba demasiado cerca de ella.
-Eso ya es cosa del pasado.
-¿De verdad?
-Si, tenías razón, se me pasó.
Ambas sentimos que alguien nos tocaba un hombro. Nos dimos vuelta y vimos, justamente, a Stu.
-¿Cómo están reinas? –como siempre, él haciéndose el galán, con sus anteojos negros.
-Muy bien –contesté, y miré a Abby, su expresión demostraba que, efectivamente, todo había pasado con Stu.
-¡Chicos! –Pete nos gritaba desde un puesto, y hacia allí fuimos.
-Elegimos este –informó Richard
-Entonces conmigo no cuenten, no veo un carajo –dije observando de qué se trataba el juego: dispararles a unos patos con unas ametralladoras de juguete.
-¿Por qué? Si tenés puntería ¿O no te acordás de cuando le revoleaste el frasco de pintura a Gabriel?
-Eso fue suerte, no puntería –reí al recordar el hecho.
-¡Dale Mercy! –Ursula me empujó -¡El premio es ese oso gigante de peluche!
-Ay, tanto por un peluche....
-¡Pero el premio grande son 6 entradas para el cine! –completó Paul.
-Pero acá somos....-Abby comenzó a contar -....somos 7...-dijo desilusionada.
-No importa, la número 7 se la sacamos a la dueña del puesto, porque no podrá resistirse  a nuestros encantos, ¿o no McCartney? –dijo Stu guiñándole un ojo.
-Je, claro –ambos hicieron sus mejores caras de sex symbol, pero a Paul se le borró cuando Abby le dio un codazo.
-Ni se te ocurra –sentenció.
-Vamos Abby, entregá a Paul, es por una buena causa! –rogó Stu.
-Esperen, que aún ni hemos jugado –dije
-Y estamos esperando que vos empieces
-Ohhh Pete....
-¡Dale, empezá vos!
-Está bien.
Me arremangué el sweter, y me posicioné detrás de una de las ametralladoras. Puse mi cara brava, vamos, me sentía en la Segunda Guerra Mundial. Pero.....
-Ay...¿por qué son patitos? –pregunté de repente.
Todos me miraron sorprendidos,
-Me...me dan lástima....-completé.
-¡Son de plástico! –gritó Pete
-Igual....
Se empezaron a reír, no sólo ellos, sino también los desconocidos que estaba mirando. Pero no me interesaba, no quería dispararles a patitos, por mas que fueran de plástico.
-Puedo cambiarlos por latas –dijo  de mala gana la dueña del puesto.
-Oh si, por favor....
Así lo hizo, y otra vez me posicioné detrás de la ametralladora, otra vez me sentía una soldado. De paso, comprendí porqué en toda mi infancia me gustaron mas los juguetes de varón que los de niñas....eran mas divertidos.
Comenzé a dispararle  a las latas. Lo iba haciendo bien. Dos latas mas y las entradas serían mías. Vi como Ursula y Abby se mordían las uñas. Agudizé la vista, calculé y....le erré a las dos. Adiós entradas.
-Perdiste por culpa de esos patos de mierda –se quejó Shotton.
De a uno, fueron intentándolo todos, pero fallaron. Pete parecía que estaba a punto, sólo faltaba....un pobrecito pato.
Apreté los dientes, ya me imaginaba eligiendo qué película ver en el cine cuando....
-Parecías toda una guerrera detrás de la ametralladora.
Mierda. Richard siempre diciéndome cosas así en momentos cruciales.
-¿Podés dejar de hablarme cuando estoy tan concentrada en algo?
Se río, y otra vez me perdí de la acción. Bah.....Pete perdió, sólo ganó el oso de peluche, que instantáneamente le regaló a Ursula.
-Hola pedófilos –John estaba detrás nuestro, y parecía que traía a rastras al pequeño Harrison –Traje a este chiquitín para que se divierta un poco antes de que le salga mufa.
Miré bien a George, parecía triste o algo así. Su rostro tenía un aspecto ceniciento y apenas hablaba.
John propuso que compráramos algo para comer y nos tiráramos al sol. Así hicimos, y nos compramos unos copos de azúcar, maní con chocolate, y manzanas acarameladas. Nos sentamos al pie de un árbol.
George se sentó cerca mío y de Abby, pero apartado, tanto de nosotras como del resto. Ambas nos miramos y comprendimos que teníamos que actuar.
-George, ¿no querés venir acá? Dale, hacete amigo....
-No, acá estoy bien...-respondió mientras arrancaba pastito.
-Te regalo esta manzana –Abby mostró su manzana y a George se le iluminaron los ojos. Se acercó, se la quitó de las manos, y comenzó a comerla desaforadamente.
-Ehh....Georgie....
-¿Qué querés bestia? –dijo con la boca llena.
-Mmm.....este.....ehhh....¿por....por qué estás así?
-¿Así, como?
-Como triste –respondió Abby.
-Ahh.... si....-dejó de comer a lo loco y fijó su vista en el suelo –Es que.....las cosas no están muy bien que digamos....
-¿Es por Paloma? –pregunté suavemente.
-Si.....se va a ir. La voy a extrañar y eso, pero está bien, si ella es feliz así, que haga lo que le parezca. El tema es que en casa están como locos, ni que fuera el fin del mundo....
-Hermanito....-Abby lo abrazó –Vas a ver que pronto se les va a pasar, es cuestión de tiempo que se acostumbren a la idea.
-Si.....pero aparte hay otra cosa. Le dije a Eleanor lo que me pasa con ella y....me cortó el rostro.
Auch. No sé porqué, pero sabía que por ese lado venía la cosa.
Lennon interrumpió todo con una propuesta.
-¡Hagamos campeonato de pulseada!
Todos los varones aceptaron el reto y corrieron hasta una mesa con bancos de cemento. Los chicas también fuimos a ver. El “campeonato” comenzó con John contra Paul. Pero quedaron empatados.
-JA-JA –me reí burlonamente -¡Lennon no pudiste ganar!
-Ya que te reís tanto, ponete  a jugar vos también
-Ey no te enojes, ¿qué te pasa? ¿Te desayunaste con pólvora?
-No, no, pero quiero que juegues vos también, ya que te reís tanto de mi.
-Como no. –me senté, desafiante, frente a él. No estaba teniendo una actitud demasiado femenina. Si la regente del colegio me viera....
La pulseada comenzó y, para sorpresa de todos, inclusive mía, también quedamos empatados.
-¡No puede ser! ¡Si tus brazos son dos palitos!
-No importa el tamaño de los brazos, tonto, importa la fuerza.
-Muy bien –me miró con una mirada que detestaba: la de la venganza –Ahora te toca con Richard.
Si, se estaba vengando así, pero no dije nada. Richard se sentó frente ami, y supe que no podría contra él, porque el simple hecho de que me mirara hacía mis fuerzas flaquear. Pero no, esto era una competencia, tenía que ganarle, porque si, porque se me había ocurrido que debía ser así. Hice de tripas corazón, y le dije, con todo el tono amenazante que pude:
-Mas vale que no me hables porque te mato.
Sonrió y juntamos nuestras manos. Pete contó hasta 3 y comenzamos. Puse toda la fuerza que tenía, hasta me olvidé con quién estaba compitiendo y.....le gané. ¿¿¿Le gané???
-¡Se dejó ganar! –gritaron todos.
Lo miré desconcertada, él sólo reía.
-¡Ahora con Georgie! –gritó Ursula, y George se sentó frente a mi.
-Hola bestia –me clavó su mirada mas intimidatoria, pero sólo me reí en su cara.
Comenzamos a pulsear, pero esta vez perdí.
-¡Tendrían que haber quedado empatados! –gritó John -¡Si los dos son re flacos!
-Pero no importa el tamaño del brazo, importa la fuerza –dijimos George y yo al unísono.
-Parece que ahora ese es el argumento de los flacos....


Terminamos de pasar la tarde allí, entre pulseadas, y después los chicos jugaron a otros juegos de la feria, pero no era el día de suerte, ya que ninguno ganó nada.
Emprendimos el regreso a casa, caminando, riendo, gritando, charlando, y cantando. Vi que, en un momento, Richard caminaba solo, y sin mas, me acerqué a él.
-¿Por qué me dejaste ganar? –pregunté.
Sonrió y miró para otro lado, y pateó una piedrita.
-¿Hasta vos te diste cuenta?
-No sé como se dieron cuenta lo otros....pero me extraña que yo te haya ganado, por eso también me parece que te dejaste ganar.
-Fue porque....no sé, sos tan delgadita y delicada que...no sé, me pareció que si hacía fuerza te iba a romper –río, y luego de recuperarme de la sorpresa, reí yo también.
-¿Por eso?
-Si....o sea, a veces tenés actitudes así...como de hombre.
-¿Eh?
-Si....con mucha fuerza. Pero a la vez sos como frágil....como hoy, con los patitos, parecía que estabas en medio de la guerra y de pronto saliste con que te daban lástima...
-Ja, que vergüenza. Bueno, no, no me avergüenzo, soy así, y ya no me importa.
-Me parece bien. Y también, como nunca jugué contra una chica, creo que me asusté, pensé que podría hacerte daño, entonces te dejé ganar y listo. Total, es sólo un juego. ¿Tu feminismo no se siente ofendido?
-No, para nada –reí –Sos un gran tipo, Rich.



Por la noche, ya estaba preparada para irme a la cama, pero estornudaba a mas no poder. El frío de la noche anterior estaba pasandome factura. Mis estornudos eran muchos, pero pequeñitos, delicados, podríamos decir, finos......eso me hizo pensar que lo único “femenino” que tenía eran mis estornudos.
Me paré de mi cama y me puse frente al espejo. Joder, ni siquiera sabía pararme bien, con elegancia, nunca me ponía zapatos de tacos altos porque aún no había aprendido a andar con ellos, nuca me peinaba, me vestía de cualquier forma, andaba a los gritos por la calle, contestaba mal, tenía amigos varones, jugaba a las pulseadas con ellos, saltaba arriba de los trenes y.......¿QUÉ? ¿QUÉ ES ESO QUE TENGO EN EL CUELLO?
Me acerqué mas al espejo y me miré con desesperación. No, no, no podría ser, tenía.....tenía....¡LA NUEZ DE ADÁN! ¡SOY UN MALDITO HOMBRE!
Ahí todo me cerraba, con razón me parecía a mi padre, no me interesaba la moda, ni los maquillajes, ni los juegos de niñas. Pero...pero...¡las mujeres no me gustan! Me gustan los hombres, me gusta Richard! Y si parezco un hombre, o lo soy....¡él jamás me querrá! Oh...no....quizás en vez de Mercy me tenga que hacer llamar Roberto.....
Bajé las escaleras en puntitas de pie y saqué de la biblioteca de la sala todos los libros que podían ayudarme. Me metí en la cama y comenzé a hojearlos, buscando una respuesta a lo que me pasaba, pero pronto me quedé dormida.


En mañana del lunes, esperaba con temor al profesor de matemáticas. Sabía que en la última prueba habia hecho un desastre, y ese día entregaría las notas. Aparte, seguía con mi complejo llamado “¿Soy hombre?”.
-John....-dije bostezando
-¿Qué pasa hermana? –respondió mientras le lanzaba una goma de borrar a Gabriel -¡Cerdo!
-John, no molestes a Gabriel
-Que se joda por tragalibros.
-Decime algo: ¿parezco hombre?
-No. Parecés sapo.
Continuó lanzando cosas y riendo, ignorándome por completo, hasta que el profesor entró. Sin siquiera saludar, comenzó la repartija de pruebas. Vi caras de decepción, y otras a las que les daba igual la nota, como a Lennon. Eso no me servía, no podía hacer un pronóstico. Sí me sirvió ver la cara de Gabriel. Se había sacado un 6. Si el tenía esa nota, entonces lo mas seguro era que yo tuviera un....
-Wells –el viejo me dio mi prueba.
Y aquí completo: Si Gabriel se había sacado un 6, entonces lo mas seguro era que yo tuviera un....3. Un precioso aplazo brillando en un cruel color rojo sangre.
-Les recuerdo que tendrán que esforzarse si quieren aprobar el recuperatorio, sino se llevan la materia.
Viejo chanta. No quería llevarme la apestosa materia, nunca me habia llevado nada, y si lo hacía me matarían en casa. Aparte, dar esa materia en un examen era de lo peor. Pero si quería zafar, en el recuperatorio debía sacarme un 10. ¿Pero como hacerlo si no entendía nada? Alguien tenía que ayudarme.....


En el recreo, luego de comentarles brevemente a Ursula e Isabella sobre mi 3, me encerré en la biblioteca. Supuestamente era para buscar libros de matemática, pero en realidad, vacié los estantes de anatomía. Hojeé rápidamente algunos, pero no me ayudaron. Quedaron 4, y parecía los mas interesantes, todos eran sobre desarrollo y reproducción. Me los llevaría a casa para leerlos tranquila, allí tendría que haber una respuesta.
La bibliotecaria, con mala cara (como todas las bibliotecarias) se quedó observándome.
-¿Te los pidieron para alguna materia?
-No....
-No sé si podré prestártelos, esos libros son para adultos.
Ahora la pregunta es: si son para adultos, ¿¿¿qué mierda hacen en una escuela???
Después de fijarse en un cuaderno, la bibliotecaria (llamémosla “la vieja”) me dijo, con reticencia, que me los prestaría, pero sólo hasta el día siguiente.


Era de mañana y entré radiante  a la escuela. Me había peinado, me había puesto aritos, y perfume. Pasar toda la noche en vela, leyendo, me había servido: no soy hombre, no soy Roberto. Sólo son locuras de mis hormonas, además, la nuez la tienen muchas mujeres.
-Venís contenta parece.
-¡Hermanito lindo! –le di un abrazo a John, pero él me apartó, asqueado. Sin embargo no me importó -¡Estoy contenta porque no soy hombre!
-Vos sí que estás loca.
-Aparte gracias a estos libros –mostré los libros que llevaba bajo el brazo –me enteré de muchas cosas.
-A ver....-me los arrebató y hojeó –mmm.....reproducción humana....-arqueó las cejas, mirándome –nena, podríamos probar, vos tenés la teoría, yo la práctica...¿qué te parece una clase magistral?
-¡Estúpido! –le di con un libro por la cabeza.
-Ayyyy eso dolió!
-¿Podés dejar de ser tan idiota?
-Lo voy a intentar, pero no te aseguro nada.
Entré al aula, seguida por él, y en mis adentros me reí: al parecer, seguiría comportándome  como un macho.


Ya me había sacado una preocupación de encima, a saber, si era hombre o no. Pero tenía otra: mi 3. ¿Qué haría?
Era la nota mas baja que me había sacado en mi vida, necesitaba ayuda.
-Morocha, no sabés lo que me pasó, me saqué un 2 –dijo Richard con cara de preocupado, cruzándose en mi camino durante el recreo.
-Lero – lero! ¡Yo me saqué un 3! –si, era una caradura, me burlaba sólo por un punto de diferencia.
-Bah, como si vos no estuvieras aplazada...
-Mas respeto, Starkey!
-Mercy necesito aprobar matemática, ¡ayudame!
-A mal puerto venís por leña. Yo tampoco entiendo nada, y no sé quién me puede ayudar.
-Por favor, si encontrás a alguien avisame, porque mi mamá me va a asesinar.


La tarde se hacía larga, y mas con tanto trabajo. Para colmo, veía “3” por todos lados: 3 cafés, 3 gaseosas, 3 pesos....
-A vos te pasa algo.
-Uff...Cris, no me pasa algo. Me pasa un numerito de mierda. Un 3 en matemática.
-Mmm....eso es jodido.
-Si, y mas sabiendo que necesito un 10 en el recuperatorio, y que no tengo quién me ayude.
-¿Sobre qué tema es?
-Sobre los sucios y apestosos logaritmos.
-Mañana traé la carpeta, yo te ayudo.
-Pero...
-Que yo te ayudo dije.



Creo que Cris no se lo esperaba, pero al día siguiente, no era yo la única “alumna”. Por arte de magia (mentira, les dije yo) Richard, John, Pete e Ivan se había enterado de las “clases”. Y ahí estábamos, en la barra, con una hoja cada uno, resolviendo los ejercicios que Cris nos había dado, previa explicación.
-¡No entiendo! –protestó Ivan
-¡Noooo! –Cris vio el desastre que el chico había hecho –Vas a tener que hacerlo de vuelta. A ver Richard, mostrame.
-Emm... yo....
-¡Mostrame, te digo! –le arrebató la hoja, y se golpeó la frente con la palma de la mano–¿Pero qué  desastre es este? Si me habías dicho que entendiste lo que te dije...
-Pero me lo olvidé....
-John, dame lo tuyo
-Mmm....Cris, estas medialunas están exquisitas –respondió con la boca llena
-¡No te comas las cosas!
-Es que son una tentación, la comida y las mujeres se me hacen irres...
-¡MOSTRAME TU HOJA!
-Ay, ok, ok, no te enojes.....acá está –le dio la hoja
-Mmm....tenés algunos errores, pero no cambió el resultado...
-Je, soy un puto genio.
-Mercy, quiero ver qué hiciste
-Claro.
-¡Ay nooo! ¡No, no, y no! Borrá todo y empezá de vuelta. ¡Son unos troncos!
-Pero...
-Pero nada. Les doy dos clases mas. Si no progresan, se buscan otra maestra. Así que ya saben, o se ponen las pilas, o los veré sufriendo dando un examen.
Cris tenía razón, a nadie le gustaba matemáticas, pero teníamos que esforzarnos igual, y tratar de entender y no distraernos, si no queríamos ser triturados en una mesa de examen. Había que aprobar, si o si.


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Buenas noches a todos mis fans!! *gritos de fans desesperados* 
jajajjaja Como anda la gente bella que pasa por aquí? Bien? Yo todavía saltando en una patita porque di una materia! Siiii! Aunque suene increíble jajaja
Bueno, reapareci, la verdad que hacía mucho que no subía capitulo, y extrañaba a mi hijita Mercy jaja.  Les cuento que eso de sentirse hombre me pasó, sino que lo digan Mary y  Cris jaja les dije que incluiría esto en algún capitulo! 
Y hablando de Cris, quiero mandarle un besote graaaande graaande, y que se le pase el enojo y la calentura que tiene encima, y que si quiere puede venir a mi casa jajajjaja. Hablo enserio Profe!!
Bueno, adiós!!!